¿Podría describir brevemente su trayectoria profesional?
Tengo una sólida formación en ciencias medioambientales. Empecé mi carrera estudiando los efectos de la forestación en la calidad del suelo en Uruguay. Trabajé en agricultura durante unos años, analizando los efectos de los distintos usos de la tierra en la calidad del suelo. Después hice un máster en la Universidad de Wageningen, centrado en las políticas ambientales y la eficacia de los instrumentos de mercado para fomentar las mejores prácticas y obtener resultados ambientales y sociales.
Desde entonces, he estado inmersa en la industria de los productos del mar, donde mis funciones han incluido el desarrollo de normas medioambientales y sociales, el trabajo con los productores en la aplicación de las mejores prácticas y la realización de iniciativas de capacitación. En los últimos siete años, me he centrado en promover el cultivo y la recolección silvestre de algas marinas de forma responsable y sostenible . Esta especialización me ha permitido ser testigo del increíble potencial de las algas marinas: como fuente de alimento, para piensos y para otras aplicaciones innovadoras.
¿Qué le atrajo de la acuicultura en primer lugar?
Siempre me apasionó la idea de garantizar una producción sostenible de alimentos para satisfacer las necesidades de una población creciente, protegiendo al mismo tiempo el medio ambiente. La acuicultura, si se hace de forma responsable, ofrece una solución única y prometedora a estos retos, contribuyendo positivamente a la producción de alimentos y minimizando al mismo tiempo el impacto medioambiental.
Vi el cultivo de algas como un campo en el que podía aplicar mis conocimientos para fomentar prácticas responsables y contribuir a un futuro más sostenible. La combinación de diversas especies, usos versátiles y técnicas de cultivo adaptables hace del cultivo de algas una práctica importante que contribuye a la seguridad alimentaria, la sostenibilidad medioambiental y el crecimiento económico.
Aunque el cultivo de algas tiene un gran potencial para la producción de alimentos y otros usos novedosos, si no se hace correctamente puede tener repercusiones negativas en el medio ambiente. No mucha gente se da cuenta de esto, pero las algas marinas son el producto acuícola número uno en términos de volumen, y por lo tanto es tan importante que el cultivo se haga bien para que no repitamos los problemas que encontramos en la agricultura, la pesca y otras formas de acuicultura.
Cultivo de algas
¿De qué logro profesional se siente más orgulloso?
Uno de los logros más gratificantes de mi carrera fue mi contribución al desarrollo de una norma sobre algas marinas a través de mi trabajo con el Marine Stewardship Council (MSC) y el Aquaculture Stewardship Council (ASC). El programa de algas del ASC-MSC no sólo incentiva la producción sostenible de algas, sino que también establece un punto de referencia para la mejora.
A medida que los productores invierten y adaptan sus operaciones para cumplir las mejores prácticas, somos testigos de la mejora de las condiciones de trabajo, la recuperación de hábitats críticos y la protección de especies amenazadas. Por otro lado, los productores reciben el reconocimiento de los consumidores y de la comunidad por sus prácticas éticas, lo que supone una situación en la que todos ganan.
¿Por qué son importantes los programas de certificación de la acuicultura?
Con una demanda creciente de marisco y algas en todo el mundo, es crucial que estas industrias minimicen su impacto en el medio ambiente. Los programas de certificación reconocen la importancia de contar con una norma que recompense la producción sostenible de productos del mar y proporcione un punto de referencia para la mejora, en términos de rendimiento medioambiental y social dentro de la industria. Por último, los programas de certificación ayudan a los consumidores a elegir con conocimiento de causa.
¿En qué consiste un día normal en su puesto actual?
Como gestora de programas, contribuyo activamente al desarrollo, la revisión y la aplicación de las normas y directrices de ASC y MSC. Me relaciono con productores, ONG y gobiernos, lo que es fundamental para comprender los principales incentivos y retos de la certificación. Otro elemento de mi trabajo diario es la formación de auditores y agricultores y el desarrollo de capacidades con socios locales. También viajo con regularidad a Corea, China y Japón para impartir formación y visitar explotaciones, así como a conferencias y cumbres de todo el mundo.
Cuidado con el medio ambiente
¿Qué es lo que más le gusta de trabajar en la acuicultura?
Ser testigo del impacto de nuestros esfuerzos en la industria de las algas, el medio ambiente y la seguridad alimentaria. Saber que nuestro trabajo tiene un impacto y contribuye directamente a un futuro mejor para nuestros océanos y el bienestar de las comunidades es motivador. Además, me gusta trabajar con colegas apasionados y partes interesadas, que comparten una creencia colectiva en la protección de nuestro océano y la promoción de prácticas acuícolas sostenibles.
¿Qué retos ha encontrado trabajando en el sector?
Uno de los principales retos es la necesidad de educar a los consumidores y a las industrias sobre la importancia del cultivo sostenible de productos del mar, para lo cual son cruciales la concienciación y el apoyo del mercado a los productos certificados.
¿Ha oído hablar de algún problema relacionado con el género en el sector?
En muchos lugares, como África e Indonesia, esto es potencialmente lo contrario en el caso del cultivo de algas. Hay muchas iniciativas que empoderan a las mujeres que se dedican al cultivo de algas. Las mujeres dirigen los proyectos y construyen las granjas mientras sus maridos pescadores están en el mar. Sin embargo, en Corea del Sur y Japón sigue siendo una industria dominada por los hombres. Como parte de mi papel en el sector de las algas marinas, estoy profundamente comprometida con el fomento de un sector más inclusivo y diverso, en el que se reconozcan y fomenten las valiosas contribuciones de las mujeres.
¿Hay alguna persona del sector que le haya inspirado?
David Agnew, antiguo director del Estándar MSC, y Chris Ninnes, director de ASC, han sido claves en mi carrera. Predican con el ejemplo, están muy comprometidos y su pasión por los productos del mar es contagiosa. Me alegro de formar parte de su equipo. Ser testigo del impacto positivo de sus iniciativas en la conservación marina y la producción sostenible de alimentos ha sido inspirador y refuerza mi compromiso de trabajar en estos sectores.
¿Podría dar algún consejo a las mujeres que están considerando una carrera en el sector de la acuicultura?
Mi consejo es que abracen su pasión y confianza. Empiecen a aprender sobre el sector y adquieran conocimientos técnicos. Busquen oportunidades de establecer contactos, que pueden generar oportunidades. Esté abierta al aprendizaje, sea proactiva y nunca subestime sus capacidades.
¿Qué problema le gustaría más resolver en el sector de la acuicultura?
Creo que la preocupación más crítica es la necesidad de un sistema de acuicultura que garantice la sostenibilidad para las generaciones presentes y futuras. Esto incluye la sostenibilidad ecológica para salvaguardar los ecosistemas acuáticos, la viabilidad económica para apoyar los medios de subsistencia y la equidad social para garantizar que los beneficios se reparten entre las comunidades. Lograr un equilibrio entre estas dimensiones es crucial para construir un sector acuícola verdaderamente sostenible que pueda satisfacer las demandas de hoy salvaguardando al mismo tiempo las necesidades del mañana.
¿Qué hace la acuicultura sostenible?
¿Cómo ve el desarrollo de su carrera en el futuro?
Me gustaría seguir trabajando en el sector de los productos del mar, ya que lo considero mi pasión. En concreto, mi objetivo es establecer colaboraciones sólidas con las comunidades locales, ayudándolas a mejorar su rendimiento para cumplir las mejores prácticas.
¿Qué especie o tecnología con la que ha trabajado cree que es la más prometedora para la acuicultura?
Identificar la especie o tecnología más prometedora para la acuicultura es difícil, ya que en ello influyen una serie de factores. No existe una respuesta única, ya que hay que tener en cuenta el contexto regional, la escala operativa, la comunidad, etc. No obstante, desde mi punto de vista, el cultivo de algas es excepcionalmente prometedor. Las algas crecen rápido, tienen un bajo impacto ambiental y una gran diversidad de aplicaciones. También ofrece la flexibilidad de realizarse con recursos mínimos, utilizando métodos tradicionales, o a gran escala con tecnología avanzada.