Una colaboración de 76 grupos medioambientales, de bienestar animal y comunitarios de 18 países han denunciado a la asociación comercial de la industria, Global Seafood Alliance, planteando acusaciones de lavado verde del sector de la cría industrial de salmón a través de su última versión de la norma de Mejores Prácticas de Acuicultura.
En una carta abierta, presentada el último día de la consulta pública para la edición 3.0 de la Norma BAP para Piscifactorías de Salmón, los activistas acusaban a numerosas piscifactorías e instalaciones certificadas BAP de ser cómplices de daños medioambientales, actividades ilegales e impactos negativos sobre especies en peligro de extinción. La carta contenía ejemplos de estas actividades en todas las principales regiones de cría de salmón, incluyendo Noruega, Chile, Canadá y Escocia.
Los grupos de activistas criticaron la nueva norma BAP por no cuantificar los límites en cuestiones medioambientales críticas como los piojos de mar, las enfermedades, la contaminación química y los daños a la calidad del agua. En la carta se afirma que la norma se basa simplemente en que las granjas cumplan unas obligaciones legales mínimas y sigan las prácticas habituales.
"Cada vez hay más pruebas de que se están produciendo daños medioambientales y abusos de los derechos humanos a pesar de las afirmaciones de 'marisco responsable' de BAP y otras certificaciones. La nueva norma BAP no es una excepción", afirmó Kelly Roebuck, representante de SeaChoice de la Living Oceans Society, en un comunicado de prensa en el que se anunciaba la carta.
"Las granjas de Chile son una de las mayores fuentes de contaminación del mundo
"Las granjas de las áreas marinas protegidas de Chile podrán optar a la certificación; también lo harán las granjas de Canadá, Escocia y Noruega con cargas de piojos de mar letales para el salmón salvaje juvenil; así como las granjas australianas que están llevando a la raya Maugean, especie en peligro de extinción", explicó.
Un número significativo de grandes supermercados -como los gigantes mundiales Amazon, Walmart y ALDI; Loblaws y Target en Norteamérica; Tesco y Sainsbury's en el Reino Unido; y Woolworths y Coles en Australia- se aferran a la certificación BAP como parte de las políticas de abastecimiento responsable de productos del mar.
"Los grandes supermercados deben dejar de confiar en estas certificaciones defectuosas, poner fin al lavado verde y aplicar su propia diligencia debida en materia de medio ambiente y derechos humanos en sus cadenas de suministro de productos del mar", afirmó Dana Cleaveley, analista de mercado de SeaChoice.
La carta abierta sigue a las recientes revelaciones del Outlaw Ocean Project y del Corporate Accountability Lab, que destaparon graves acusaciones de trabajo forzoso, trabajo infantil y explotación de los trabajadores, así como daños medioambientales, asociados a las instalaciones con certificación BAP en la cadena de suministro de gambas de la India.