Un proyecto de investigación de la Universidad de Auckland y la Universidad de Nueva Inglaterra evaluó la diversidad y abundancia de peces e invertebrados salvajes en granjas de cultivo de algas y mejillones en comparación con lugares no explotados en el Golfo de Hauraki y el Golfo de Maine (Estados Unidos). La investigación, que contó con el apoyo de The Nature Conservancy en Nueva Zelanda y Maine, descubrió que el cultivo de mejillones y algas marinas tiene potencial para proporcionar hábitats a las especies marinas, así como alimentos para las personas.
El Dr. Andrew Jeffs, catedrático de ciencias marinas de la Universidad de Auckland, explicó que las poblaciones de peces de las piscifactorías de mejillones y algas en el golfo de Hauraki eran iguales o superiores a las de los lugares donde no había piscifactorías, tanto en diversidad como en abundancia
"En un examen del contenido intestinal de los pargos que vivían dentro y fuera de las granjas de mejillones de labios verdes de Nueva Zelanda, también se observó que los peces que vivían en los emplazamientos de las granjas seguían dietas más nutritivas que los que vivían en su hábitat natural", añadió Jeffs, en un comunicado de prensa sobre la investigación.
El Dr. Jeffs afirma que estos resultados son una señal prometedora de que las granjas de mejillones y algas pueden proporcionar tanto un hábitat de asentamiento y cría como una importante fuente de alimento para las especies de peces salvajes.
La investigación de Maine destacó la importancia del momento en el que se solapan los criaderos de algas y la presencia de especies en la costa. Durante la temporada de crecimiento del kelp en Maine, de octubre a mayo, no hubo diferencias significativas en la abundancia o diversidad de especies entre los lugares donde había granjas y los que no.
"Esta es una buena noticia en una región donde el cultivo de algas marinas es altamente estacional, con los agricultores retirando las algas y el equipo después de la cosecha de primavera. Lo que vemos aquí en Maine es que los ecosistemas de las granjas no sustituyen a los ecosistemas silvestres, pero sí ofrecen algunas propiedades restauradoras o regenerativas que pueden ayudar a amortiguar los impactos climáticos, a nivel de ecosistema y a nivel humano", explicó la Dra. Carrie Byron, profesora asociada de la Universidad de Nueva Inglaterra.
Si bien esta y otras investigaciones demuestran que los criaderos de algas y moluscos pueden aportar importantes beneficios a los ecosistemas, el futuro del sector depende de la aceptación social y del valor que los consumidores puedan otorgar a los servicios ecosistémicos prestados por la acuicultura.
Para comprender mejor la importancia potencial de los servicios ecosistémicos de la acuicultura en el mercado, investigadores de la Universidad de Nueva Inglaterra, la Universidad de Massachusetts y la Universidad de Stanford preguntaron a los consumidores estadounidenses qué precio estarían dispuestos a pagar por una serie de productos derivados de las algas marinas. Tras mostrarles un breve vídeo sobre los servicios ecosistémicos asociados al cultivo de algas, los consumidores indicaron que estaban dispuestos a pagar más por los mismos productos, lo que sugiere esperanza para el futuro del sector.
"Está claro que los consumidores se preocupan por el impacto medioambiental de los productos de algas marinas. Esto justifica que se siga explorando esta línea de investigación, que en última instancia puede ayudar a aprovechar todo el potencial medioambiental de la acuicultura", declaró la Dra. Heidi Alleway, científica principal de acuicultura de la Oficina Mundial de The Nature Conservancy.