La revisión dirigida por el Dr. Brett Glencross, junto con un equipo de renombrados expertos en nutrición humana y de peces, explica cómo los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga (LC-PUFAs) como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) tienen una amplia gama de efectos tanto en los peces como en la fisiología humana: estructura de la membrana celular, regulación de la inflamación y resistencia a enfermedades.
Resultados clave
- Las estimaciones actuales de producción de EPA y DHA se sitúan en torno a las 160.000 toneladas anuales, de las que más del 90% proceden de recursos pesqueros y acuícolas:
- Las estimaciones de producción mundial de aceite de pescado se sitúan en torno a los 1,2 millones de toneladas anuales, con una contribución cada vez mayor de los subproductos de diversas pesquerías y acuicultura (53%). Entre estos aceites, el EPA y el DHA pueden constituir desde el 2 % hasta casi el 60 % del total de ácidos grasos.
- La acuicultura es un productor neto de EPA + DHA en relación con sus insumos y un mayor contribuyente a los suministros humanos de EPA + DHA que el consumo directo de pescado salvaje.
"Entre los sectores de la acuicultura que son los mayores usuarios de recursos de LC-PUFA (salmónidos, camarones y peces marinos), existen diversos grados de capacidad de cada uno para sintetizar LC-PUFA: esto afecta al grado en que deben obtenerse a través de la dieta", explica Glencross.
Capacidad limitada de crecimiento adicional
Las perspectivas para ampliar los volúmenes de EPA y DHA disponibles son limitadas e incluyen:
- Mejoras en el pensamiento circular de los recursos. La magnitud de las pérdidas de recursos de AGP-CL omega-3 sólo a través del desperdicio de alimentos equivale a cerca del 50% de lo consumido. El modelo utilizado por los científicos en esta revisión estima que hay disponible una reserva total de 272 ktoneladas de EPA + DHA a partir de los recursos combinados de subproductos no utilizados.
- El desarrollo de otras fuentes de estos ácidos grasos, incluidos los producidos a partir de zooplancton, algas y plantas modificadas genéticamente (MG). Hasta ahora, sin embargo, sólo los aceites de algas aportan un volumen significativo, con una estimación de 12.000 toneladas para 2023.
Las lagunas del conocimiento
"Queda mucho por hacer tanto para mejorar la comprensión de las funciones fisiológicas de los LC-PUFA omega-3 en las especies acuícolas como para definir mejor sus necesidades para la miríada de especies que ahora se crían en acuicultura", afirma Glencross.
Por ejemplo, aún no se ha examinado el historial nutricional previo de un animal y cómo afecta a las respuestas posteriores a sus necesidades. Además, las estrategias de formulación de la dieta han cambiado significativamente en las últimas décadas y deben tenerse en cuenta para determinar los niveles de ingesta de todos los nutrientes que necesitan los peces. Por último, se necesita más investigación para dilucidar el papel polifacético que es probable que desempeñen los LC-PUFAs, incluyendo las interacciones entre los diferentes PUFAs.