"Estoy orgulloso de criar ostras aquí mismo, en mi propia tierra", dice Anthony Lindoff, propietario de Kaawu Shellfish en Alaska. Orgulloso Tlingit, Anthony es conocido como Lobo Águila y tiene un título en comercio internacional. "Nuestros antepasados Tlingit se asentaron aquí por sus ricas aguas. Todavía hay mucha vida - águilas pescando, orcas pasando, nutrias nadando y salmones saltando - pero también hay muchos mariscos que no se ven. Tenemos almejas, mejillones y, por supuesto, algunas de las ostras más sabrosas del mundo", afirma entusiasmado
Lindoff cultiva actualmente más de 120.000 ostras del Pacífico en Hoonah, una comunidad mayoritariamente Tlingit del sureste de Alaska. "Esta sí que es una granja pequeñita, pero es mi granja pequeñita", se ríe.
Kaawu Shellfish utiliza balsas de ostras tradicionales con bandejas sumergidas, además de bolsas de ostras atadas a palangres flotantes
"Las ostras crecen como palomitas de maíz. Es una locura lo rápido que crecen. Siempre estoy interesado en formas de poner mi granja al día y estoy listo para dar el siguiente paso", reflexiona.
"Las ostras, crecen como palomitas jiffy
Para acelerar el siguiente paso de Lindoff y de muchos otros operadores de maricultura de Alaska, la Conferencia del Sureste (SEC) está dotando al sector de la maricultura de Alaska con casi 49 millones de dólares a través de la subvención Build Back Better Regional Challenge, que mejora drásticamente el acceso al capital de los criadores de ostras y algas del estado. Como en muchos otros lugares, las empresas de Alaska sufrieron la grave ralentización económica provocada por la pandemia de Covid-19.
"Las comunidades nativas de Alaska son las que más han sufrido las consecuencias de la crisis económica
"Las comunidades nativas de Alaska son los primeros administradores de esta región y se han dedicado a la maricultura desde el principio", explica Robert Venables, director ejecutivo de SEC, la organización de desarrollo regional del sureste de Alaska designada por el gobierno federal. Con más de 180 organizaciones miembros de 32 comunidades distintas, SEC es la principal entidad encargada de conceder la subvención durante los próximos tres años
"Estamos trabajando con varios socios de las comunidades nativas de Alaska para ayudarles a crear y desarrollar nuevos puestos de trabajo en el sector de la maricultura. Queremos crear una economía que sea buena para las personas, el medio ambiente y el planeta, y que sea estupenda para Alaska", explica Venables.
La financiación pública reducirá el coste de la maricultura
Los fondos públicos reducirán drásticamente los riesgos financieros de la maricultura local, al tiempo que incentivarán las inversiones privadas, sobre todo en criaderos de ostras y algas. Se espera que el grueso de estas inversiones se produzca en los próximos cinco años.
"Elegimos cuidadosamente a nuestros socios para asegurarnos de que los fondos se destinan a donde tendrán mayor impacto. Estamos proporcionando formación técnica para dotar a los socios de las herramientas y habilidades necesarias para tener éxito a largo plazo. No queremos limitarnos a invertir en proyectos. Queremos invertir en las personas", subraya Venables
Alrededor de la mitad de los fondos se destinarán a comunidades desatendidas, según el subdirector de la SEC, Dan Lesh. "La subvención del Alaska Mariculture Cluster tiene previsto destinar el 25% del fondo a pueblos, empresas y particulares nativos de Alaska, además de otro 25% a diversas comunidades rurales. Queremos ser un ejemplo de verdadera colaboración con las comunidades, especialmente con las más desfavorecidas"
Alaska cuenta con una industria marisquera de 6.000 millones de dólares, pero casi toda ella, señala Lesh, se captura actualmente en estado salvaje.
"A nivel mundial, ya se produce más marisco con la acuicultura que con la pesca salvaje, así que, en cierto modo, nos estamos poniendo al día con el resto del mundo aprendiendo a utilizar nuestras aguas para producir más", observa.
Lesh cree que la maricultura brinda la oportunidad de suministrar productos más ecológicos o con menos emisiones de carbono a la economía mundial, al tiempo que se impulsa la seguridad alimentaria local y se reduce la dependencia estatal de las importaciones. Las granjas de algas y los bosques, por ejemplo, son excelentes sumideros de carbono que pueden ayudar a reducir los peores efectos del cambio climático.
"Hay mucho espacio para el crecimiento, espacio para hacer que el espacio de la maricultura sea exactamente lo que los alasqueños quieren que sea", explica.
De vuelta a su granja flotante de ostras en la comunidad Tlingit de Hoonah, Lindoff sueña con un mañana más brillante.
"Estoy pensando en montar mi propia planta de procesamiento de ostras. También quiero probar la venta directa al por menor. Este año vamos a tener más de medio millón de visitantes sólo del sector de los cruceros y eso supone una gran demanda de ostras de Alaska de primera calidad", señala.
Con la vital inyección de fondos de la SEC, Lindoff y muchos de los tradicionalmente desatendidos actores de la maricultura de Alaska tendrán por fin la oportunidad no sólo de reconstruir mejor tras la pandemia, sino también de crear una industria que se corresponda con un modo de vida que sus gentes han practicado durante generaciones.
*Este artículo forma parte de un proyecto encargado por la SEC para poner de relieve el sector de la maricultura de la región. Para saber más sobre el sector, visite https://alaska.seaweedinsights...