Parte de los proyectos europeos SEATRACES, se ha desarrollado a partir del perfil genético de la especie de mejillón mediterráneo Mytilus galloprovincialis, identificando sus marcadores genéticos específicos. Ofrece a productores e investigadores expertos una poderosa herramienta genómica para identificar, validar y evaluar rasgos genéticos complejos en esta especie.
La producción acuícola mundial de mejillones alcanzó los 2,11 millones de toneladas en 2018, con un valor aproximado de 4.500 millones de dólares, según las cifras publicadas en 2020 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En la Unión Europea, estos moluscos representan el 34 por ciento de la producción acuícola total. Galicia, responsable de más del 97 por ciento de la acuicultura en España, es la primera productora entre los países de la UE de una de las dos especies principales, Mytilus galloprovincialis.
Garantizar el origen y la trazabilidad es especialmente importante en el caso de los mejillones debido a su importancia en el comercio internacional y a las grandes distancias entre los lugares donde se producen y donde se consumen.
En el marco del proyecto europeo SEATRACES, liderado por el CSIC, con el objetivo de mejorar la identificación geográfica del mejillón, potenciar su gestión y prevenir posibles fraudes alimentarios, el AZTI centro tecnológico ha dirigido una investigación consistente en un estudio genético para analizar más de 200 muestras de mejillones de diferentes orígenes geográficos.
En total, utilizando técnicas de secuenciación de nueva generación, los investigadores identificaron 17 marcadores específicos, lo que permitió distinguir con gran precisión el origen geográfico de los mejillones.
Sobre la base de estos marcadores, los investigadores de AZTI trabajaron conjuntamente con la Universidad de Santiago de Compostela (USC) para desarrollar un chip genético con el perfil genético del Mytilus galloprovincialis, ofreciendo a productores e investigadores expertos una potente herramienta genómica para identificar, validar y evaluar rasgos genéticos complejos en esta especie.
Los resultados son importantes para comprender la dinámica genética de las poblaciones de mejillón cultivado y evaluar la eficacia de los procesos de manipulación y selección en acuicultura. También proporcionan información valiosa para desarrollar estrategias de conservación y mejora genética de esta especie.
"Rastrear el origen geográfico de esta especie es crucial para desarrollar e implementar estrategias de gestión que mitiguen la invasión y protejan la explotación sostenible de las especies autóctonas", explica Ana del Río, investigadora de AZTI y experta en integridad alimentaria.
La capacidad de identificar con precisión el origen geográfico de los mejillones, además de ser muy importante para la gestión sostenible de la acuicultura y la pesca, también tiene implicaciones tanto para los productores como para las autoridades alimentarias y los consumidores.
"Los productores pueden utilizar estos mercados genéticos para certificar el origen de sus productos y aumentar la confianza de los consumidores. Por su parte, las autoridades alimentarias pueden utilizar esta información para garantizar el cumplimiento de las normativas de trazabilidad y seguridad alimentaria", añade del Río.
"Los productores pueden utilizar estos mercados genéticos para certificar el origen de sus productos y aumentar la confianza de los consumidores