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Me siento muy incómodo cuando oigo a los profesionales del carbono azul hablar del cultivo de macroalgas para que se hundan en aguas profundas como estrategia de eliminación de carbono. Puedo entender el razonamiento: las algas almacenan carbono en sus hojas en lugar de exportarlo al lecho marino. Las propias plantas pueden descomponerse si se dejan en su entorno natural, liberando el carbono secuestrado. Hundir las algas en la llanura abisal del océano permite almacenar el carbono a largo plazo, lo que podría proporcionarnos un nuevo método para descarbonizar el planeta. Pero este método deja muchas preguntas sin respuesta y también puede presentar graves inconvenientes. Si soy sincero, me aterroriza.
Creo que es un error verter miles de toneladas de algas cultivadas en un ecosistema diferente y asumir que es una victoria medioambiental. Tenemos que tomarnos en serio la conservación de los fondos marinos. El adagio dice que sabemos más del espacio exterior que de las profundidades oceánicas: por el momento, no creo que entendamos en qué estaríamos vertiendo las algas.
El fondo marino es un hábitat único y apenas estamos empezando a conocerlo. Hace unos años, biólogos marinos irlandeses descubrieron una formación coralina y un arrecife de aguas profundas poco comunes. No hemos explorado lo suficiente como para saber sobre qué estamos echando las algas. Tampoco sabemos qué va a pasar con la biomasa hundida dentro de 100 años, químicamente o de otra manera.
Creo que es justo cuestionar el impacto nutritivo sobre el lecho marino que conlleva el vertido de algas. Verter cualquier cosa en las profundidades oceánicas no puede interpretarse como algo respetuoso con el medio ambiente o éticamente responsable cuando tenemos poca o ninguna comprensión de los efectos a largo plazo de estas acciones.
El sector de la acuicultura depende del medio ambiente para nuestro sustento
El sector de la acuicultura depende del medio ambiente para su subsistencia. Tenemos que estar seguros al cien por cien de lo que hacemos. Verter algas es como esconderlas; si no se ven, no se piensan. Teniendo en cuenta los beneficios potenciales que las algas aportan al medio ambiente, hundir el crecimiento y "pasarlo por debajo de la alfombra" es una oportunidad perdida.
Las algas pueden paliar la contaminación, desacidificar el agua y mejorar activamente su calidad, lo que significa que su cultivo reporta enormes beneficios a los productores de marisco y otras formas de acuicultura. © Shutterstock
Otro elemento de mi inquietud acerca del hundimiento de las algas está relacionado con las afirmaciones que hace la industria sobre el secuestro de carbono. Sí, el potencial de captura de carbono está ahí; pero si somos honestos con nosotros mismos, las algas son mucho mejores en la eliminación de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo del medio ambiente. La eliminación de carbono es más bien un beneficio secundario para la industria de las algas marinas.
Las macroalgas son fantásticas biomopas: las plantas pueden mejorar la contaminación, desacidificar el agua y mejorar activamente su calidad. El cultivo de algas también reporta enormes beneficios a los productores de marisco y a otras formas de acuicultura. Las algas son un medio para alcanzar un fin, no la panacea del carbono. El sector debería ir más allá de la captura de carbono y centrarse en la eliminación de otros nutrientes del agua
Dado que alrededor del 70% de los hábitats de praderas marinas de Europa han desaparecido, la restauración o el aumento de estas zonas sería más beneficioso para el potencial de captura de carbono que el hundimiento de algas
Si los responsables políticos quieren almacenar carbono, deberían potenciar al máximo las praderas marinas en lugar de hundir las algas. Alrededor del 70% de las praderas marinas de Europa han desaparecido. Restaurarlos o aumentar la superficie de praderas marinas y marismas saladas tiene un enorme potencial de captura de carbono. La mejora de los mercados de carbono más allá de su actual mezcolanza también impulsaría las cosas.
Algunos de los proyectos de macroalgas carbono azul que he escuchado parecen estar impulsados por la necesidad de producir créditos de carbono y compensaciones que puedan ser valorizados - hay poca o ninguna consideración por las consecuencias a largo plazo. Los cultivadores de algas pueden cobrar por verter biomasa, pero si el objetivo es ganar dinero con los créditos de carbono y mejorar el medio ambiente, deberíamos centrarnos en las praderas marinas y los manglares
El cultivo de algas marinas para su hundimiento destaca como un uso excepcionalmente pobre de los recursos. Cuando observo el sector europeo de las algas, nuestro mayor problema es la falta de biomasa. Tengo que preguntarme por qué estamos hablando de hundir nuestro crecimiento cuando los sectores biotecnológico, nutracéutico y de ingredientes están pidiendo a gritos algas de alta calidad La demanda de este tipo de biomasa también está creciendo. La industria de las algas hace muchas afirmaciones sobre la circularidad, la minimización de residuos y la identificación de usos para cada planta que producimos. Esto se deshace en gran medida si las vertemos en aguas profundas.
Si alguna vez tenemos que hundir las algas, habremos fracasado. Incluso cuando pienso en el crecimiento natural y problemático de las algas marinas, como los parches de Sargassum en el Atlántico medio, sigo pensando que es mejor recogerlas, limpiarlas y utilizarlas para otros fines en lugar de hundirlas en el fondo marino.
Las macroalgas no son una amenaza para la salud humana
Las macroalgas pueden ayudarnos a producir plásticos biodegradables, ingredientes farmacéuticos y proteínas. Nuestra población mundial alcanzará probablemente los 10.000 millones en 2050: necesitamos alimentar a la gente. Incentivar a los cultivadores de algas para que hundan una fuente de proteínas de alta calidad no tiene ningún sentido. Y teniendo en cuenta los otros beneficios colaterales de la industria, podemos hacer algo mejor que dejarlas en el fondo del mar.
