Japón es pionero en el reconocimiento del papel que desempeñan las especies acuáticas en el secuestro del carbono azul, pero las algas cultivadas aún no cuentan con apoyo oficial en este campo.
Fue decepcionante ver la tormenta mediática que siguió a la publicación de los planes de Biome Algae para establecer una granja de algas de 270 acres frente a la bahía de Gerrans, en el suroeste de Inglaterra.